"Calabaza calabaza" is a song about how difficult relationships are in Cuba, specially that the law says nobody can travel from East to West if the house she/ He goes to is not big enough...
Caballeros, qué problema se ha formado en La Habana con las nuevas leyes. Imagínate tú, ahora, que un habanero si se enamora de una oriental, lo primero que tiene que hacer es buscarse una cinta métrica y tenerla en el bolsillo porque tiene que medir su casa y si no cabe,
Oye, para allá de nuevo ella. ¿Oíste? Y entonces yo que no me quise quedar al margen de lo que estaba sucediendo compuse esta canción titulada: Calabaza, calabaza.
La cosa se ha puesto fea
para quien cambiando de ambiente
emigró desde el Oriente
en rústica caravana,
dejando los lomeríos
de su tierra tan caliente
trocando así su bohío
por un cuartico en La Habana.
Resulta que una mañana
bajó la legislación
que a mucha gente rompió
las alas del corazón,
un panfleto que abogaba
contra la ilegalidad
y todo aquel ser humano
que sobraba en la ciudad.
Ahora en La Habana Vieja
hay un silencio sepulcral
ya no se escucha en las calles
a nadie gritando nagüe
y fíjate si es verdad
que hay tanta tranquilidad
que no se ve un policía,
ni de noche, ni de día
pidiendo carnet de idad, compay.
Solo la vieja Cristina
parada allá en su balcón
con su voz que desafina
va cantando esta canción
que dice:
Calabaza, calabaza
contra la ilegalidad
aquel que no tenga casa
que vuelva para su ciudad.
Me dijo el nagüe Aniceto
que estaba muy preocupado
¿qué es esto, compay, que es esto?
no tengo un metro cuadrado
Calabaza, calabaza
contra la ilegalidad
aquel que no tenga casa
que vuelva para su ciudad.
Que preocupación la mía
yo pregunto, sí, señor,
¿y quién será policía,
y quién será constructor?
Calabaza, calabaza
contra la ilegalidad
aquel que no tenga casa
que vuelva para su ciudad.
Yo vi llorando a María
con un dolor muy profundo
al tiempo que me decía:
Ño, de nuevo para el tercer mundo.
Calabaza, calabaza
contra la ilegalidad
aquel que no tenga casa
que vuelva para su ciudad.
Solo la vieja Cristina
parada allá en su balcón
con su voz que desafina
cantaba:
Ya se acabó la invasión.