‘‘ Dr Fulano’’

En la década del ochenta yo tenía una tía en La Habana, que me quería, vaya, con delirio. Lo que tenía conmigo era, imagínense, pero en esa misma década yo también tenía un amigo mío que era conflictivo, conflictivo y las autoridades siempre lo andaban buscando. Mi tía que me quería tanto, como yo les dije, siempre me decía: No andes con esa gente que te va a buscar a un lío, no andes más con esa gente que te vas a embarcar, pero yo, muchacho al fin, seguía en mis andanzas.

Sucedió que desgraciadamente en la década del ochenta mi tía fallece, pobrecita, pero inesperadamente este amigo mío empieza a estudiar, a estudiar, a superarse, a superarse y en la década del 90 se gradúa de doctor.

Como yo no quiero herir la sensibilidad de quien hoy constituye todo un personaje para la sociedad, no quiero decir su nombre, por lo tanto lo voy a denominar así, el Doctor Fulano, y a él le dedico esta canción.

Yo tenía una buena tía,
que se llamaba Tula
y siempre me decía
mira sobrino,
tú no me andes más con fulano,
mira que el fulano
tiene
muy mala reputación
y si andas con él
un día
tendrás una salación.

Oye, y la tía murió, pobrecita, chico.

Pero la cosa cambió
y el fulano se superó,
con el decursar del tiempo
se hizo muy buen doctor
y ahora en la sociedad juega
importante papel.

Y yo no sé por qué será, oye,
que toda la población
quiere atenderse con él,
y yo no sé por qué será
que toda la población
quiere atenderse con él.

Y dicen que:
Ahora la gente
andan buscando el fulano
y que bien se sienten
cuando le estrechan la mano.
Fíjense si el fulano
resulta persona buena
que adonde quiera que vamos
él me resuelve los problemas.

Y ahora la gente
andan buscando el fulano
y que bien se sienten
cuando le estrechan la mano.

Yo no sé por qué será
que el fulano es tan divino,
ya le dicen Eleguá
porque él abre los caminos.

Caballeros, caballeros,
si la tía volviera a nacer
que feliz se sintiera
de poder andar con él
para ir adondequiera, tú ves.

Y ahora la gente
andan buscando el fulano
y que bien se sienten
cuando le estrechan la mano.

Por eso yo,
lo que se llama yo, te voy a decir una cosa, mira:

Yo no camino más
sin fulano.

Qué va, qué va,
sin fulano.

Ya no puedo dormir
sin fulano.

No puedo vivir
sin fulano.

Ay, fulanito ven
sin fulano.

No te me vayas más
sin fulano.

Que ya no puedo vivir
sin fulano.

Y ahora la gente
andan buscando el fulano
y que bien se sienten
cuando le estrechan la mano.