‘‘ Rap de la mala suerte’’

VOZ 1: Hubo una época en que cada vez que yo salía a la calle, a un establecimiento, a algún comercio a comprar algún producto. Qué mala suerte tenía, mi madre. En el justo momento que yo llegaba se acababa lo que iba a comprar.
Bueno sucedió que tanta era la mala suerte que tenía que me dije, yo tengo que sacar alguna canción que hable de lo que me está pasando, y surgió este rap, un rap son, titulado así: El rap de la mala suerte, y escúchenlo.

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.

En una pizzería
me puse a hacer la cola
y a la media hora se formó la algarabía,
cuando dijo el pretendiente
con irónica sonrisa:
Lo siento, señores,
pero ya murió la pizza.

Salí disgustado,
al borde del arrebato
fui a la peletería a comprar unos zapatos
y al llegar a la tienda me llamó la atención
ver a un compañero sentado en un butacón.
Me preguntó qué deseaba, pero ni se levantó
y yo aproveché y le expliqué mi situación
le dije, mire, yo estoy pasando un sofocón
son mis únicos zapatos y tienen un remendón.
Aguantó la risa,
me miró a relieve,
me dijo: ¿Qué pie usas?
Y yo le dije un nueve,
y agregó, compadre, ¿por qué se mortifica?
¿Acaso, usted, no sabe que ese pie no se fabrica?

Ay, mi madre.

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo.
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.

Pasé por Infanta y vi una refresquera
y como a mí me encanta
quise refrescar.

Imaginaba ya
bajar por mi garganta
toda la frialdad del refresco a su paso
hasta que me dijeron:
Lo siento, mi negro, pero si quieres tomar
tienes que traer un vaso.

Quise entrar a un cine
a ver un filme bueno y escogí el Astral
por ser un cine de estreno.
Me senté en una butaca con comodidad
y muy tranquilamente comencé a ver la función,
y cuando la película iba ya por la mitad,
zaz de ocho a once,
vino un apagón.

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo.
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.

Salí con mi mujer
a bailar a un cabaret
porque reservé con bastante antelación,
en el justo momento en que llegaba yo al hotel anunciaron que llegaba
una delegación.
Salió un personaje como el de las pizzas,
con igual sonrisa y nos dio una explicación:
Esperamos que comprendan que hace falta la divisa
para el desarrollo de nuestra nación.
Nos quedamos con las ganas,
sin saber qué hacer,
parados en la esquina y sin tomar cerveza,
hasta que a mi mujer se le ocurrió
irnos para la cola de las hamburguesas.

Ay, qué cola,
Ay, qué cola,
pero no nos tomó de sorpresa, qué va,
pues después de pasar casi dos horas
el refresco estaba tibio y la hamburguesa estaba tiesa.

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo.
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.

Qué lío me busqué con la libreta industrial
un día que mi mami me mandó a comprar,
me fui para una tienda y como vi tan poca gente
me dije esta es la mía, aquí voy a marcar,
y así me gritaron desde la acera de enfrente:
Eh, oye, tú, tienes que cruzar.

Salió una morena,
me pasó revista, preguntó mi nombre y lo anotó en una lista,
me dijo, mi chino, tienes el trescientos siete,
pero la cola va lenta y se va a demorar,
así que te aconsejo que si quieres irte vete,
pero ven a las doce, tienes que rectificar,
ay, mamá.

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo.
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.

Por fin llegó mi turno y me tocó comprar,
le dije a la tendera por favor que me atendiera,
que tenía que despacharme, todo lo que yo quisiera,
me miró fijo y me dijo:
Escuche, compañero, usted, habla bien el español,
pero parece un extranjero.
¿Acaso usted no sabe que aquí todo es por cupón?
Y si coges la camisa,
no coges el pantalón.
Si coges pantalón, te quedas sin calzoncillos.
Lo siento pepillo si te entra el arrebato,
cogiste calzoncillos, no te tocan los zapatos.

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo.
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.

Y decididamente no quiero más cantar
porque con mi mala suerte no los quiero contagiar,
solo espero que ojalá
que se hayan divertido, vacilando aquí conmigo,
caballeros, al compás del rico rap,
que dice:

Qué mala suerte tengo yo
Qué mala suerte tengo yo.
Adonde quiero que yo voy me lo dicen:
Para ti no hay.
Ya se acabó.